Aunque en los días que pasamos juntos me repitió varias veces que era su mejor viaje a Benidorm, me imagino que habría tenido otros superiores con la persona que durante 60 años fue su pareja.
Pero es cierto que convivir padre e hija durante 10 días solos, por primera y última vez a esas alturas de la vida era casi un reto (salvado holgadamente), y hasta los largos silencios no hicieron más que reforzar ese lazo tan especial que siempre hubo entre los dos.
En ese momento fotografié nuestro día a día, y volqué las imágenes en una carpeta que titulé de forma premonitoria “Penúltimo Viaje”.
Ese 26 de mayo años cumplió 83 años y allí lo celebramos con la promesa de volver en octubre…
Texto e Imágenes: Marta Areces