Autor: martaareces

San Valentín 2013

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No recuerdo como había sido la noche, me imagino que parecida a las últimas y a las pocas que nos quedaban.
Aunque cansada, me levanté con cierta ilusión, tal vez ese podía ser un buen día…
Después de los habituales rituales de aseo y desayuno, Alfredo me miró muy sereno y me dijo —Vete a comprar un buen ramo de rosas y un perfume para tu madre — A lo que contesté — Hombre Alfredo, digo yo que con una de las dos cosas será suficiente ¿no?
Serio, pero muy tranquilo me dijo —Haz lo que te digo, será lo último que le regale
Me llegó de pronto todo el cansancio, el enfado, la frustración y la tristeza.
Cumplí su encargo tragándome las lágrimas junto a mis palabras y toda la rabia que sentía.
El se fue antes de que las flores llegaran a marchitarse.

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Fotografías y Texto: Marta Areces

Hace justo un año…

A estas horas, hace justo un año, vivía la emoción de tener colgadas mis fotografías en una sala esperando  ser mostradas por primera vez  en una exposición individual.

Lo había preparado todo con mucho mimo y sabía que el día 5 de octubre sería una fecha especial.

Siempre me he sentido un poco “bruja” pero sin las habilidades para conseguir que las intuiciones y deseos vayan por el camino que me gustaría… sólo es eso… intuición y un poco de sexto sentido, aunque muchas veces los otros  estén dormidos.

Mensajes apresurados de algunos amigos, deseos de buena suerte; hacerse sentir próximos en la distancia. 

Cuando llegó el momento todas las expectativas fueron superadas. Me sentí totalmente arropada: familia, compañeros, amigos…  mucha más gente de la esperada, sorpresas más agradables de lo que sería capaz de describir. Y cómo no,  mis vibraciones, intuiciones y sospechas apareciendo y desapareciendo.

Desde ese día han cambiado muchas cosas. Sé que no soy la misma. No sólo son las huellas en el rostro; hay otras más profundas y no encuentro crema que las hidrate.  

 Podría decir que ha sido el año más horrible de mi vida; pero no sería justo.  Porque junto al dolor, la enfermedad, la muerte y los momentos tan amargos vividos, he tenido la suerte de disfrutar, amar, descubrir, aprender, en definitiva, sentir y sentirme viva como nunca lo había hecho.

Sé que todo no se acaba aquí,  y las secuelas de este año tan especial son alimento para crecer.  Sé que soy más fuerte, aunque ahora aún me sienta débil;  más libre, aunque aún me sienta atada…

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Todavía la Tierra y sus Rostros

Todavía la Tierra y sus Rostros

Desde que la fotografía es la ventana por la que puedo asomarme al mundo y relacionarme con él sin dar más explicaciones que el hecho de llevar una cámara, ha empezado a gestarse la idea de hacer un cuaderno fotográfico.

Empecé a valorar ir pegando las fotos más representativas en un álbum y dejarme llevar con el bolígrafo…

Julio y yo ya habíamos hablado hace tiempo de colaborar en algún proyecto, pero la llegada de Marina lo frenó todo. Un largo café con las maquetas (casi vacías aún) de mi idea, como unos correos en los que le hablaba de las historias de mis personajes y mis emociones, tuvieron como contestación los textos de “Todavía la Tierra” y “Rostros de Todavía la Tierra”. Reconozco en ellos frases y sentimientos. Los siento míos pero con la tranquilidad y serenidad que da el saber que es Julio Rodríguez quien está detrás de ellos. Todo un privilegio.

 

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. “Retratos de Todavía la Tierra” Cuatro copias (9×13) más fotografía de portada. Gelatinobromuro de plata sobre papel baritado Ilford.  Edición 5 + 1 P.A.

. “Todavía la Tierra” Ocho copias en tintas pigmentadas sobre papel baritado 100% algodón más la fotografía de portada en gelatinobromuro de plata sobre papel baritado Ilford. Edición 5 + 1 P.A.

 

 

SUEÑO QUE VUELO

SUEÑO QUE VUELO

Sueño que vuelo
sin penas ni ataduras
ni pesos previos.

Que no llevo equipaje
ni billete de vuelta;
que el miedo es solamente
una foto borrosa
que ya he dejado atrás.

Sueño que un día alcanzaré la tierra
que se oculta en los ojos
de quienes me he cruzado en el camino
y me han abierto las puertas de su casa.

Fotografía: Marta Areces / Texto: Julio Rodríguez

OCTUBRE

OCTUBRE

Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno;

a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.

Fotografía: Marta Areces / Texto: Juan Ramón Jiménez

El día que me atreví a viajar

El día que me atreví a viajar

 Ansiando el momento de emprender el viaje,  lo inicié con una maleta enorme llena de ilusiones.  Tantas como miedos.  Buscando tiempo para pensar,  sentir, conocer, descubrir… sería tiempo de  reencuentros  y tristes despedidas.  Preámbulo de otras que me esperaban,  aún más duras… preparándome sin saberlo para ellas.

Descubro que me agarro fuerte a mi cámara para no caer en el viaje de la vida. Y que reír, llorar, sufrir e ilusionarse forman parte de ella… y yo quiero vivirla.

Fotografía y Texto: Marta Areces

Alfredo

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Estoy aquí con Alfredo. Ahora estoy despidiéndole.  Hemos pasado muy mala noche y ahora ya está empezando a descansar.  Hace meses que estamos juntos sabiendo que tocaba el momento de decir hasta luego (no me gusta decir Adiós).

Siempre hemos tenido una relación especial; supongo que porque él no es un hombre corriente, y de alguna manera yo me parezco bastante  (claro, solo me parezco). No recuerdo besos ni abrazos, tampoco palabras bonitas (últimamente sí,   había que decir mucho en poco tiempo).  Pero tampoco lo eché en  falta. Hay cosas que se saben, se sienten. Nosotros nos entendíamos sin hablarnos.

Para mí siempre fue Alfredo, y a las preguntas de la gente, siempre contestaba que era porque así se llama. Natural. Como dice mi amigo Ricardo: un paisano Don Alfredo.

Hace años que descubrí su faceta tierna, esa que tenía tan guardada en su apariencia de hombre serio y duro. Tuvieron que aparecer Cristina y luego Marta para ver con qué facilidad le afloraban las lágrimas, sobre todo de alegría y emoción. Se le llenaba la boca de elogios para con ellas, pero bueno, también es comprensible.

Así es que aquí están ellas también, acompañándome sin decaer en estos meses de tristeza y dolor. Fuertes, alegres, cariñosas y siempre dispuestas. Conmigo son más duras… pero ese es otro tema.

Tuvo la elegancia de esperar a que preparara mi primera exposición antes de ponerse enfermo. Sabía la ilusión que tenía por ella (aunque nunca se lo había dicho) y las ganas de demostrarle lo que estaba haciendo. Empezaron las pruebas en el hospital, y otra vez era él quien me defendía ante las preguntas: trae la cámara porque es fotógrafa!!!!! Nunca me había considerado fotógrafa, se me hace grande el nombre; pero él lo dijo orgulloso y permitió hasta hoy que disparara en cualquier momento, incluso ante las malas caras de los demás.

Me llevó por su pueblo, me habló de su infancia, de su familia, de las costumbres. Lo único que siento es no haberlo empezado a escuchar antes… pero fue el inicio de «Raíces del Cubia», donde sin haberlo pretendido él es el protagonista principal.

En estos meses no hubo quejas, ni enfados. Supo agradecer todo. Todo estaba bien: la comida, la cama, las posturas, los cuidados… Dejó cada cosa en su sitio y todo organizado. «Ahora te toca a ti…», aunque yo lo tengo más fácil, él allanó el camino; … un camino que no deseo pasear.

Así que dejo aquí estas palabras. Para que no se me olviden estos meses, que han sido un aprendizaje más en mi vida. Donde hubo mucho amor y mucho dolor. Bienvenidas y despedidas. Donde descubrí lo poco que sabemos de nosotros mismos.  De lo que somos capaces de sufrir y disfrutar.

Gracias Alfredo por darme esta oportunidad

Fotografía y Texto: Marta Areces